¿Dónde
están?
¿Dónde están las vacas y las ovejas que vimos
pastar desde lejos, en la niñez?
¿Dónde está la gente que le llevaba a los jóvenes
muertos sus flores diarias?
El manjar de los señores, el vino agrio de los
siervos y el pan duro de los mercenarios desparecieron,
¿dónde están?
¿Dónde han ido a parar los dones y las envidias?
Es el ajeno país, sin freno y sin ley,
nos esperaban la soledad y el vacío.
Todavía falta un tramo
el más corto
para que nos den la bienvenida
en el confín de Lemnos.
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