martes, 19 de mayo de 2015

El umbral de la calle Zeballos

El umbral de la calle Zeballos


En un umbral de la calle Zeballos
alguien dejó un zapato de cuero negro,
de mujer, casi nuevo, con un taco roto.


Un solo zapato.


¿Qué hacía allí un solo zapato de cuero negro,
de mujer, casi nuevo, con un taco roto,
sentado en ese umbral,
esperando,
esperando...?


¿Dónde están?

¿Dónde están?

¿Dónde están las vacas y las ovejas que vimos pastar desde lejos, en la niñez?

¿Dónde está la gente que le llevaba a los jóvenes muertos sus flores diarias?

El manjar de los señores, el vino agrio de los siervos y el pan duro de los mercenarios desparecieron,
                                                             ¿dónde están?

¿Dónde han ido a parar los dones y las envidias?

Es el ajeno país, sin freno y sin ley,
nos esperaban la soledad y el vacío.


Todavía falta un tramo
                                                                 el más corto

para que nos den la bienvenida
                                               en el confín de  Lemnos.
            



La muerte descompaginada.


La muerte descompaginada.
                                                      A Mario Vargas Llosa.


¿Quién pudiera tener el tupé infame
de enfrentar a los viles poderosos
para darles la mano en la distancia?
Solo la muerte descompaginada.
Sus ritos y tonsuras.
¿Quién osa presagiar lo inevitable?
Vanidad como un vínculo de sangre.
Está el mundo entre cosas cardinales
rumiando en las orejas de los cuerdos
la nueva negación del andamiaje.
No abrigan  ocasión los avatares
de ser su propia esencia sin legajo.
El cráneo está en la nuca del hermano,
la boca para el verbo repetido.
Los que nacen y crecen son los mismos
esclavos, de repente arrepentidos.
Les remuerde la historia y la hipertrofian
como el escarabajo que no llega
a ocultar su alimento desastroso,
los tímidos, funestos guardabarros,
que niegan lo que saben por exceso.
La hora del dolor,
las tibias horas
del alba o el albor,
de la alborada,
sollozan con gargantas anhelantes.
El monstruo tiene miedo del fantasma,
la luna se recubre con banderas.




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Propuestas

Propuestas

(Para Ómphale de Lydia) detalle obra de Johann Heinrich Tischbein

Fundar regias dinastías.
Encontrar la luz que se nos niega.
Abolir los secretos sin espada.
Vestir la piel del León de Nemea.
Intentar cambiar las leyes naturales.

Poder.
No poder.
Poder.
Atravesar la dimensión de los ciclones de infierno
sin muerte ni castigo.


Barajar y dar de nuevo.