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martes, 19 de mayo de 2015

¿Quién?

¿Quién?

¿Quién reclina hoy en día la cabeza?
¿Quién bautiza neutrones y atalayas?
¿Quién debe gobernar para los pueblos?
¿Quién permite el vestigio desasido,
amedrentado, el adjetivo triple,
la esfera lóbrega, el sicomoro rutilante?

¿Quién escribe poemas al vacío
de una agreste corriente indubitada?
¿Quién retuerce sus venas bajo el gris microscopio?
¿Quién recuerda proverbios acuciantes
en el mundo asequible que nos traga?
¿Quién graba palimpsestos con las uñas?

¿Quién es un cursi irremisible?
¿Quién escarcha la breve singladura?
¿Quién puede perdonar alguna ofensa?
¿Quién vibra en longitud de onda ulcerada?
¿Quién diseña anaqueles carmesíes?
¿Quién cuida la lombriz del desamparo?

¿Quién construyó el Tigris, el Leteo,
la seda de liturgias, el lirio y la amapola,
los voraces caballos de Diomedes?
¿Quién sufre cuando ama? ¿Quién suspira?
¿Quién miente, sapientísimo, en tertulias?
¿Quién taladra el instante, a cada paso?

El poeta, nomás,
altruista profeta de galpones plebeyos
y sermón vulnerable,
que confunde tardanza y porvenir.
El poeta que persigue un imposible,
en cada desembocadura,
en cada basural de la Lutecia
como un acróbata airado ante las leyes
del tiempo y el espacio,
cul de sac de viejas carreteras sin salida.











Yo te cielo

Yo te cielo

¿Se pueden inventar verbos? Quiero decirte uno: Yo te cielo. (Frida Kahlo)


Si mi voz fiera símbolo del Verbo,  yo te cielo, amor,
en parte diario,
porque vos cuentagotas de la noche con piso a ras del suelo,
acequiante las aguas,  me enlagás la soberbia del destino.
Yo te harapo raído,
comentarios fugaces de vampiro exigente,
Te arcoiriso la cárcel de los acribillados.
A veces, elogio de la culpa sublunar
proceso intelectual de resistencia,
agotadora instancia que pone a uno en guardia
me enciudado con cautela,
y sustantivo a tientas.
Vos te suelta de palomas, 
tan fiebre de los niños, a menudo
jaleantes de grosellas,
me adiosás en dos cuartos separados,
te derecho de admisión del protocolo.
No hay dinero en el mundo
que pague nuestra deuda insobornable.
Me horizonto apasionada.
Te recurso de amparo, te visión del exilio.
Te cola de ratón que no le gusta a nadie.
Vos familia muy tensa que pide la renuncia,
paracaideás, vivaracho, indiferente.
También me sucede, que cuando esculturás el viento,
liminar de las formas de la anatomía de fondo
nos diciembran gaviotas,
chubasquean milagros con los ojos cerrados.
Sacapuntas del lápiz que reamo
tu distancia empeñada en haber nacido antes,
me avalleja y montaña
porque instructivás diccionarios, a pares y nones.
Nos tratamienta la vida,
nos madrea en Buenos Aires,
nos ahíja puntual en un barrio latino,
nos apalabra en un acto sexual exorbitante.
Somos la invención, el capricho, la aventura.
Somos lo que hemos leído, reflexionado, soñado e imaginado.
Desvergüenza y paisaje.
Itinerario.




Se puede escuchar el poema aquí: Yo te cielo

Ya me odiaron…

Ya me odiaron…

Ya me odiaron, demasiado, por quererte,
y no tengo espalda para seguir soportando
agresiones e injusticias.
Estoy débil.
Perdí mi sonrisa habitual
en un páramo desencantado.
No sé morderme los labios
y hacer un modesto duelo a solas,
a cajón cerrado. In péctore.
Siento que no me queda mucho.
Por eso, preparo una retirada digna
y pido perdón a los infortunados
en quienes confié que eran el amor verdadero,
cada vez que me equivocaba de persona.
No hay derecho a ser diabólica,
sentimental, horrorosa.
Contra todo pronóstico,
fue mi forma de amar, desprejuiciada.
Me arrepiento y desaparezco como vine,
sin aviso ni prolegómeno.
Ayer pensé en vos.
Pienso en vos todos los días
cuando cierro los ojos,
e intuyo al trasluz de la ventana
el albor del hielo, la luna usurpadora,
la lluvia asustadiza y casi interminable,
la nieve que vive en tu frío corazón
en países lejanos.
He leído algo tan vulgar
como  que el amor es
la más importante de las emociones humanas.
Algunos quedan pipones definiéndolo,
como quien se apodera del carozo de una fruta
y sueña con el árbol, que es apenas semilla.
¿Qué es el amor? ¿Alguien lo sabe?
Que me lo diga y me convenza.
Entre paréntesis,
estoy llorando sobre tu hombro,
aunque no lo notes, siquiera.
No me dejes sola. Llévame a tu cama
esta cruda noche estival.
Dame una palabra que pueda dormir conmigo,
en un pliego  guardada.
Te pertenecen mi cuerpo y mi alma,
mi presente que ha huido del futuro,
mi pasado pisado por la irreverencia,
la falta de respeto de la injuria,
convertida en lujuria.
El show debe continuar para los demás.
Cuando el nuestro se acabe
y queden espectros luminosos
convertidos en sombras alargadas
por luces descompuestas bajo un prisma,
tomaremos la tierra
como nómades gitanos,
marcaremos la huella del desierto
e iremos juntos a contar mentiras
a jóvenes ansiosos de gozar de este mundo.

Que más allá está la felicidad
sostenida en el hálito de estos malos versos.







Secuelas de una decepción amorosa.

Secuelas de una decepción amorosa.

Aliso mi encrespado pelo
para ir a una cita a ciegas.
Mi representante me augura el éxito,
guardo silencio y miento una mueca de aceptación.
Me pongo medias de lycra de fina trama,
un collar de perlas semi-legítimas,
un vestido ajustado,
un talle menos del que me correspondería
por peso y edad.
Mi atuendo
negro como un carbón ya calcinado,
igual que me siento cada vez que experimento
desquitar el pasaje, que se esfumó entre volutas de humo
y reproches sin sentido.
Negro como la cólera que se disimula
y se aloja en el páncreas,
siete días a la semana, por la  madrugada.
Negro noche, noche rebelde lejos de vos,
con el recuerdo candente de tu cuerpo
en otro sitio.
Transparente, ceñido, corto, negro.
No puede usarse otro color
en estos asuntos.
Apuro el maquillaje imperceptible
que cubre mis pecas
y endulza mis arrugas
mientras tomo una copa de ron
para detonar el coraje.
Derrocho perfume francés,
comprado en cuotas, con tarjeta,
y conmino mi exceso de imprudencia
con una suave reprimenda.
Iremos al restaurante más caro de la city porteña.
No cabe la menor duda, al respecto.
Cambiaremos pocas palabras
y casi ningún beso.
¿Qué otra opción podría tener?
“Me gustaría estar en Dubai,
dicen que es fabuloso”,
comentaré como al descuido.
“Pórtate bien y te llevaré algún día”,
responderá el nuevo con afección.
 “Mis viajes de negocios pasan por ahí,
a menudo”.
“Además, si dominas el inglés
me resultarás útil para atraer
a mis potenciales clientes”.
¿Habría una segunda oportunidad
para nosotros,
con historias trilladas hasta el hartazgo,
después de sentir el frío que hiela el esqueleto
cuando los negocios van bien,
y el caballero español que nos corteja
ganó su lícita fortuna
asociándose a  un casino clandestino,
rifando su decencia política
y traficando influencias con malandras?




Antifaces y fotografías

Antifaces y fotografías

Un antifaz que se embadurna,
obsesivo gesto de amor
que atraviesa fronteras y desmontes,
habla solo de fe por los responsos
y absurdas paparruchas similares.

Esconder soledades es su oficio.
¿Es prematuro afirmar  que un buen rimmel,
un lápiz labial de calidad y
unos zapatos nuevos con tacones altísimos
no te harán conocer al hombre de tus sueños?

¿Importa acaso la mirada
de quien te refleja en un espejo trepidante
y cuenta las anchas canoas que navegan por tu rostro
de ásperas escarpas y acantilados desiguales?

Nuestros ancestros coincidieron
en que envejecer es la más difícil de las empresas humanas.
No canses a la Vida y quítate de en medio.
Las fotografías mentales
son peores que las digitales de un aficionado
que improvisa posturas para chicas
quinceañeras, del álbum cuyas páginas
no volverán a repetirse.






Sonidos de poetas y animales

Sonidos de poetas y animales


¿Qué es lo que te sorprende todavía?
Hay más poetas que tiempo para leerlos a todos.

Las vacas mugen.
Los perros ladran.
Pían las aves y los patos parpan.
Yo escribo mis poemas por docenas.
Apenas los reviso.
No pienso publicarlos
ni aspiro a ganar premios.
Los concursos enturbian el aire obnubilado.

¿A quién vas a decir que el tiempo es oro,
en tanto te desmiente la orbicular Naturaleza?
Los gansos sisean.
Las abejas zumban.
Relinchan los caballos y balan las ovejas.
Arrullan las palomas,
que según dicen los expertos, también zurean.

Yo escribo mis poemas a montones
negando lo solemne y lo divino
de un acto que semeja el croar de las ranas,
el rebuzno del burro,
el habla de los loros
y el silbido del mirlo.

Yo escribo mis poemas para nadie.
Para que los discutan  los llanos y locuaces,
los herméticos,
los pobres y los ricos,
o desangren colgados de una horca
sin testigos del duelo.
La perdiz cuchichea.

Me emocionan las sílabas que mido,
blablablá, miau, miau, miau,
el maullido de gato acostumbrado
a entrar por las ventanas de mi casa.

Los elefantes barritan.  Los lobos aúllan.
El cóndor grita.
Las cigüeñas crotoran.
Los bebés nacen llorando,
aunque haya excepciones a esta regla.

Yo escribo mis poemas imposibles
que van derecho al cesto de basura
con la ceguera de soltar alguno
que encienda un corazón enamorado.
Tarea de titanes o de tontos.
Tristeza de poetas torturados.
El tablero del mundo tiene escaques
y canta cada quien como más puede.

¿Qué es lo que te sorprende todavía?






Animales del Abasto


Animales del Abasto

La madre no se llamaba Virtudes sino Victoria.
Los de la mafia le pusieron de sobrenombre "Wüito"
por el bailador flamenco que nació en 1942
y triunfó siendo muy joven en España.

Rozaba los 40 pero aparentaba 66.
Cada noche pedía una copa a cambio de una felatio.
Nadie sabía a ciencia cierta si era hombre, mujer o espantapájaros.
Fue internado en la guardia hospitalaria,
después de haber sido molido a patadas
por cuatro o cinco animales del Abasto.


Precuelas

Precuelas

Al final, tantos ires y venires,
el corazón quedó resquebrajado.
Olvidé que te había conocido.
Olvidé hasta tu aspecto y tu perfume.

Nos unen solamente, algún poeta,
una flor que se tumba en el florero,
el calor de las tardes de diciembre,
la pasión por Arcadia, la insolencia.

Un náufrago a distancia, no es lo mismo
que los besos que vibran en la lengua.
Tu casa es una isla solitaria,
la mía está en las huellas colectivas.

¿Las locuras de amor son perdonables?
¿Se restañan precuelas dolorosas?
El tonto director está de acuerdo:
Los necios se conforman con sospechas.

Guardarás el secreto hasta la tumba,
que es bien de caballeros ser discreto.
Hay que haberlo vivido sin contarlo,
como quien sube a un tren equivocado.

Por lo menos, yo sé que amaste mucho
los pedazos del libro que rompiste,
fingiendo una estudiada indiferencia
en plena calle y a la luz del día.

Paradita en tu umbral,  fantasma vivo,
fui más verdad que vos,  sin guardaespaldas.
En cambio, las hilachas de tus pasos
dejan a la intemperie las costuras.

Disfrutar nada más. Eso nos queda
en el recuerdo apenas de una historia,
que perdió los estribos y los frenos.
Disfrutar nada más del veredicto.

Suceden raros hechos, y no obstante,
cambiándonos de cama se disipan.
El tiempo en su caótica venganza
dirá que la razón es cosa seria.






La última literatura

La última literatura

“…y las cartas de amor que habrás guardado
serán tu última literatura.”
Joan Margarit


En el desmoronado mediodía
se escucha del amor, punzante el ruido
de las cuerdas de una guitarra.
Rozo tu intransitable anatomía,
fauna de ausentes besos al descuido,
con piel de anfibio que te sabe amarra.

Soy tan poco fiable en el estrado
que arrastro nuestra sed y podredumbre
por querer descifrar todas las cosas.
Son mis cartas de amor desesperado
causales de imperfecta incertidumbre,
mortal estorbo,  lanzas caprichosas.

Guárdalas como escudo de otros soles
e intenta perdonar, si no te importa,
los ritmos que tejieron mi bandera;
que la copa evapora los alcoholes
se astilla, nos recalca y se comporta
como si nada bueno sucediera.

Las voces de la magia se desquitan,
una vez y otra vez, como queriendo
imponer el olvido a la cigarra.
A pesar de nacer, se fagocitan,
sobresalen del cubo y siguen siendo
la fastuosa pasión que nos desgarra.

El hombre del cabello invisible

El hombre del cabello invisible


El hombre del cabello invisible se parece a mí.
Y me gustan los pelados.
Los bien pelados.
Los peladitos.
Los pelados incipientes.
Los pelados de peluquín.
Los calvos
y los burucuyás pelados y repelados.
También me gustan los hombres
con todo el pelo sobre la cabeza
(preferentemente los prefiero con cabeza)
y de no ser posible:
los que tienen un pelo de donde colgarse.

Quien no entendió que hay personajes
que patrullan mitos urbanos
tiene ruina pronosticada por falta de empatía,
incendia un sistema revisitado.
Algunos delegados
moderan el sitio
porque disfrutan al hacerlo.
Los malalengua,
chorlitos a destiempo, afeminados,
confunden Libertad con Cualquier Cosa.
La libertad no debe estar amordazada.
Nadie quiere enzarzarse en un pleito de incierto resultado.
Enredados en mil batallas
no tenemos tiempo ni energía para otra más.
Eres una persona culta.
El poder tiene muchos tentáculos y redes
traídos de los pelos.
Imposible tirarse en solitario contra ellos.
Dime qué se podría hacer
ante una decisión tomada e irrevocable,
con orfandad como destino,
y te enviaré un fichero de disculpas,
como si fuera un saxofón ardiendo
en noches filarmónicas de jazz sessions.
Al pelotón de cómplices no les tiembla el pulso
y se encasquetan.
“Relación entre negros y cáscaras de mandarina”
dice un amigo,
sin duda-desnuda.
Soy la novia invisible del hombre invisible.
Sin quererlo, le huele el pelo a caña quemada
y cordilleras de cemento.
Una mente separada de su cuerpo
sugiere un exilio triste.
Y sin embargo,

Noi siamo così felice.

Pedro

Pedro

.Si hubiera conocido a pedro casariego
                                                 le habría hecho el amor
                                                              como dios manda
habría iluminado sus tigres
y administrado sus sombras de humo.
nunca he faltado a una cita- le diría en voz baja-
                                        y lo defraudaría
                                                                 porque los gatos huyen
                                         los leones se crispan
y él no era un hombre
era un suicida
                                        que murió como vivió
                                                              arrojándose a las vías del tren en Aravaca
alucinando el guion de actores secundarios en la prensa dominical
plagada de crucigramas
buscando mi boca de sed prohibida
entre pantalones azules de desdentada cremallera

Pedro solo tuvo otoños tristes
del otro lado del imbatible océano
Lejos
                                    lejos
                                    del mundanal ruido de sangre de las misses
escribió un tuit para su madre
para alivio de sus azaleas
                                   que deniegan
                                                                     la cruz

                                                                                             de su desesperación adolescente.

Sexualidad tardía

Sexualidad tardía


La poesía, esa pariente pobre de la Literatura,
que en realidad no se lee 
porque es el género más difícil de leer,
tiene algo que reclamar a los huéspedes del insulso menosprecio.
¿Son los poemas entes esquizoides?, ¿material putrefacto?,
¿afectarán sus mensajes la quejumbrosa rueca de la tarde?
¿Cabe un cielo  en el hollejo  de una fruta?
¿Se evaporará el prado de las alcantarillas,
el día después?
El punto débil que enrolla los tapices de la locura crítica
está apestando de falacias el planeta.
¿Mil años de educación no pudieron contra esto?
Me sorprendo tanto que, a veces, no me lo creo.
¿Con qué lenguaje fatídico quienes juzgan,
aman,
odian,
se escandalizan del exterminio,
copulan en mangas de camisa,
toman su café con leche imprudente
o se esfuerzan por aceptar urdimbre y trama?
Siento pena por ellos.
Antes era curiosidad, fascinación y duda.
Ahora, solo pena.
No respondo al cuerpo de secta.
Nadie es más que nadie, ni tampoco menos.
Cuando estés en condiciones de ser libre,
-si se piensa, no se entiende-
podrás hacer tu propio sistema de ideas;
ese sistema ha de ser coherente e integral.
Único.
¿Quién podría torcerte la palabra?
No repitan los discípulos a sus maestros.
Enséñenles su propuesta humildemente,
como un vasallo,
sin desterrar la sabiduría cuajada en las bibliotecas.
Así nace un poeta.
Te puedo asegurar, amigo mío,
lector entre lectores,
que la mayoría se contenta con el papel
que los habilita como catedráticos
y no tienen idea cabal de lo que significa
la cohesión inaugural de pensamiento lírico,
aún sumido en arrabales oscuros
o ahogado en las costas de islas inhabitadas.
Convengamos sobre su alto grado de ignorancia en el vuelo imaginativo
y  no frivolicemos la abstracción de sus opacidades,
porque ellas resisten su desarrollo o deterioro,
a solas o en cálido concubinato.
La poesía, al igual que el sexo, se aprende a edades tardías.
Cualquiera puede hacer un cuadro
en blanco
y alegar que es arte del vacío.
Raramente, si alguna vez ocurre,
mean fuera del tarro,  quienes tienen algo que decir.
Volar no es solo para los pájaros.
Anímate a ser caballo alado.